Xiomara Castro

Xiomara Castro enfrenta baja aprobación en Honduras

A cuatro meses de las elecciones generales planificadas para el 30 de noviembre, la administración de la presidenta Xiomara Castro se encuentra ante un aumento en la desaprobación del público. Encuestas y evaluaciones independientes indican una caída continua en el apoyo hacia el gobierno, mientras que grupos sociales, económicos y políticos manifiestan su inquietud por lo que perciben como una gestión que no ha logrado avances tangibles en aspectos como seguridad, empleo y transparencia.

Críticas sobre la administración del gobierno

Distintos sectores de la sociedad nacional, incluyendo asociaciones empresariales, sindicatos y grupos civiles, han expresado preocupaciones sobre el camino que está siguiendo el país bajo la dirección del partido Libertad y Refundación (LIBRE). Las objeciones se enfocan en el empeoramiento de la situación económica, el incremento de la inseguridad y la ausencia de estrategias públicas eficaces para abordar las dificultades estructurales.

Entre las preocupaciones más destacadas se encuentran la falta de crecimiento económico y el mantenimiento de altas tasas de desempleo, además de una percepción en aumento de animosidad hacia las empresas privadas. En este escenario, líderes sociales y portavoces de distintos sectores han señalado lo que interpretan como una utilización política del poder estatal, junto con un discurso ideológico que no ha resultado en mejoras significativas en la calidad de vida de las personas.

Controversias y falta de confianza en las instituciones

Junto al creciente descontento se añaden recientes disputas que han afectado la reputación del gobierno. Incidentes como el supuesto mal manejo de recursos del estado en la Secretaría de Desarrollo Social (SEDESOL) y la ausencia de clarificación respecto al fraude financiero vinculado con la plataforma Koriun han incrementado la percepción de falta de transparencia y permisividad. Asimismo, la falta de respuestas oficiales ante acusaciones de posibles conexiones con el narcotráfico ha incrementado el escepticismo de la población.

Estos sucesos han levantado dudas respecto al compromiso del Gobierno con la transparencia y la lucha contra la corrupción, fundamentos que fueron de las promesas más destacadas en la campaña. La acumulación de estos eventos ha tenido un efecto directo en las encuestas, donde la presidenta y su partido reflejan una caída constante en los índices de apoyo.

Convocatorias para la involucración y supervisión ciudadana

En medio del creciente malestar, distintas voces desde la sociedad civil están instando a una mayor participación en el proceso democrático. Grupos ciudadanos han hecho énfasis en la necesidad de fortalecer la vigilancia electoral, garantizar la independencia de las instituciones y exigir que las prioridades del país estén centradas en el bienestar colectivo, por encima de discursos partidarios.

La exigencia de una administración pública más eficaz y responsable ha ganado impulso recientemente, especialmente entre grupos populares que expresan sentirse excluidos de las decisiones del gobierno. Esta situación podría tener un impacto considerable en el desarrollo electoral de las elecciones de noviembre, donde el partido en el poder intentará mantener su posición frente a una población cada vez más crítica y exigente.

Un momento definido por el desencanto político

La situación actual muestra un desajuste entre las expectativas levantadas al comienzo del gobierno de Xiomara Castro y los resultados que observa la ciudadanía. Las promesas de cambio, equidad social y restauración institucional se contraponen a una realidad caracterizada por la inestabilidad económica, la disminución de la confianza en las instituciones estatales y el retorno de prácticas cuestionables para diversos grupos.

En este escenario, el reto para el gobierno será recuperar la confianza y crear consensos que posibiliten abordar las necesidades sociales sin aumentar la división. El desarrollo de esta situación política determinará no solo el resultado electoral de noviembre, sino también la dirección institucional del país en los próximos años.

Por Santiago Ordoñez

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