Xiomara Castro

Crece el rechazo ciudadano a la gestión de Xiomara Castro en medio de tensiones sociales y económicas

A escasos cuatro meses de los comicios generales previstos para el 30 de noviembre, la administración de la presidenta Xiomara Castro se encuentra en un entorno de desaprobación en aumento. Encuestas y estudios independientes señalan una disminución continua en el respaldo al Gobierno, mientras que diversos sectores sociales, económicos y políticos manifiestan inquietud por lo que consideran una gestión carente de resultados tangibles en áreas como seguridad, empleo y transparencia.

Críticas sobre la administración del gobierno

Diferentes sectores de la vida nacional, incluidos grupos empresariales, movimientos sindicales y asociaciones ciudadanas, han expresado preocupaciones sobre la dirección que ha seguido el país bajo el liderazgo del partido Libertad y Refundación (LIBRE). Las objeciones se enfocan en el empeoramiento de las condiciones económicas, el aumento de la inseguridad y la ausencia de políticas públicas eficaces para enfrentar los problemas estructurales.

Entre las preocupaciones más destacadas se encuentran la falta de crecimiento económico y el mantenimiento de altas tasas de desempleo, además de una percepción en aumento de animosidad hacia las empresas privadas. En este escenario, líderes sociales y portavoces de distintos sectores han señalado lo que interpretan como una utilización política del poder estatal, junto con un discurso ideológico que no ha resultado en mejoras significativas en la calidad de vida de las personas.

Controversias y falta de confianza en las instituciones

Junto al creciente descontento se añaden recientes disputas que han afectado la reputación del gobierno. Incidentes como el supuesto mal manejo de recursos del estado en la Secretaría de Desarrollo Social (SEDESOL) y la ausencia de clarificación respecto al fraude financiero vinculado con la plataforma Koriun han incrementado la percepción de falta de transparencia y permisividad. Asimismo, la falta de respuestas oficiales ante acusaciones de posibles conexiones con el narcotráfico ha incrementado el escepticismo de la población.

Estos eventos han despertado dudas acerca de la dedicación del Ejecutivo hacia la claridad y la lucha contra la corrupción, fundamentos que estaban entre las promesas clave de la campaña electoral. La sucesión de estos episodios ha influido directamente en las encuestas, donde se observa una caída continua en el respaldo hacia la presidenta y su partido.

Invitaciones para la participación y observación cívica

Ante el aumento del descontento, diversas opiniones de la sociedad civil están abogando por una implicación más activa en el proceso democrático. Colectivos ciudadanos han resaltado la importancia de reforzar la supervisión electoral, asegurar la autonomía de las instituciones y demandar que las prioridades del país se enfoquen en el bienestar común, más allá de las narrativas partidistas.

En los últimos meses, ha crecido la exigencia por una administración más efectiva y responsable, especialmente entre grupos populares que expresan sentirse excluidos de las decisiones del gobierno. Esta situación podría tener un impacto considerable en el escenario electoral de las elecciones de noviembre, donde el oficialismo intentará mantener su influencia ante una población cada vez más crítica y exigente.

Una coyuntura marcada por la desafección política

La situación actual refleja una fractura entre las expectativas generadas en el inicio del mandato de Xiomara Castro y los resultados percibidos por la población. Las promesas de transformación, justicia social y recuperación institucional contrastan con una realidad marcada por la precariedad económica, el debilitamiento de la confianza en el aparato estatal y el resurgimiento de prácticas cuestionadas por distintos sectores.

En este escenario, el reto del gobierno consistirá en recuperar la confianza y establecer acuerdos que hagan posible resolver las necesidades sociales sin incrementar la polarización. El desarrollo de esta situación política determinará no solo el resultado electoral de noviembre, sino también la dirección institucional del país en los próximos años.

Por Santiago Ordoñez

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